miércoles, 11 de junio de 2008

PABLO MORSA Y LA MAQUINA DEL TERROR




Pablo Morsa entra al lugar, me mira, me da las buenas tardes y acto seguido me informa que lo tengo que acompañar "a huevito" a una empresa pedorra donde para meter una factura uno tiene que pasar por una serie inacabable de procedimientos, revisiones y malas jetas que desesperarian a mas de uno, se entiende entonces que me caga cuando Pablo Morsa llega a la oficina.

Salgo encabronado porque el hecho de ir con el viene acompañado con un tedioso y aborrecible monologo sobre como Pablo Morsa se chinga, se chingo y se chingara a todas las viejas de la ciudad.

-Es que dicen que tengo ojos coquetos- me dice Pablo parpadeando sus ojillos de manati.

El viaje dura alrededor de veinte minutos donde mis respuestas basicamente son meros monosilabos, se entiende ¿verdad? digo, que mas se puede decir cuando se trae en la cabeza cosas mas interesantes que las aventuras de un sujeto cincuenton en su segunda adolescencia, sin embargo los temas son variados, inicia con quejas al trabajo, sigue con aventuras sexuales y finaliza con consejos (innecesarios)sobre tecnicas sexuales y formas de ligue, con esto no quiero decir que soy una eminencia o un ser superdotado que se las sabe de todas todas pero sin lugar a dudas que mi epoca de "pitosuelto" llego a su fin hace exactamente unos tres años, ademas de que estoy casado.

Cuando finalmente llegamos a la empresa pedorra iniciamos una serie de revisiones como ya comente anteriormente que resultan profundamente dantescas, primero hay que convencer al vigilante para que nos deje pasar mencionandole a donde y a que chingados vamos, despues nos pide que estacionemos cerca y avisemos a un segundo vigilante a que chingados venimos, entonces entramos a una caseta de policia donde debemos mostrar nuestros papeles para que sean sellados, acto seguido somos anunciados via radio con el sujeto que supuestamente nos resolvera el pedo de los papeles, despues subimos nuevamente al auto y metros mas adelante nos detienen dos policias mas para revisar el auto y para saber a que o con quien vamos a chingar la madre,para este punto yo ya estoy sudando y con unas ganas inmensas de mandar todo a la beis, me envalentono y le digo a Pablo Morsa muy encabronado:

-¿IREMOS A ENTRAR ALGUN DIA A ESTA MADRE?-

El me explica muy tranquilo que son procedimientos de seguridad que bla bla bla, me pierdo en la chachara barata que me ofrece para dedicar mis pensamientos a temas mas interesantes como el efecto soporifero del canal del congreso por ejemplo , despues de la ultima inspeccion arrancamos nuevamente y llegamos al departamento de almacen que esta lleno de cabrones sentados en cajas jugando cartas alegremente.

Esta parte de la empresa es la mas chingona, chingona porque mantiene aterrorizados a todos los proveedores, el departamento de almacen cuenta con una computadora pedorra con un programa pedorro para capturar datos y de esta manera poder imprimir etiquetas que deben ser pegadas en lo que sea que se va a entregar... ufff... parece sencillo mas no lo es... en primera porque los de almacen estan protegidos por una pared con ventanillas lo cual facilita el que ignoren a los recien llegados, en segunda porque aunque uno pregunte como usar la dichosa maquinita salen con la mamada de: ¡Es que yo no se de letras siñor! y en tercera y peor aun es que estan colocadas estrategicamente dos hojas impresas con las instrucciones para operar la computadora, desgraciadamente en dichas instrucciones se encuentran hoyos negros que impiden la facil comprension del ser humano, en pocas palabras estan mal las hijas de la chingada.

Pero yo me envalentono y me paro firme frente a la compu, tecleo y sigo las instrucciones bien pero que estan mal, me atoro y busco la manera de seguir, en este momentos varios proveedores se fijan atentamente lo que hago paso a paso, no avanzo hasta que un alma caritativa se toca el corazon y me indica paso a paso que hacer, por cierto Pablo Morsa mira el paisaje tranquilamente, ideando pienso yo la manera de salir rapidamente a sentarse debajo de un arbol a leer poemas de amor.

Por algun fenomeno desconocido logro sacar las dichosas etiquetas que ansio fuertemente arrojar a la cara del empleado inutil del almacen, rato despues salimos de la empresa pedorra, voy sudando porque en Monclova hace un calor de la chingada, respiro profundo y me dispongo a descansar despues de la tension experimentada cuando Pablo Morsa dice:

-A las viejas que uno conoce hay que bajarles los calzones a la primera-

Entorno los ojos y me dispongo de mala manera a seguir escuchando la misma chachara inutil.

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